

No sé si alguna vez has participado en una de esas típicas conversaciones que se dan en los eventos de intercambios de idiomas u otros por el estilo y se acaban por repetir los tópicos que no son nada novedosos. En estas conversaciones muy a menudo alguien al final suelta: «es que a los españoles no se nos dan bien los idiomas» y todo el mundo empieza a echar leña en el fuego añadiendo razones por las que eso ocurre. Es más, en internet también hay varios artículos (por ejemplo, este, este aquí o este) que a nuestro parecer no profundizan suficientemente, comparten información infundada y solo contribuyen a que esta creencia se arraiga más. Entre las razones que se citan son el famoso doblaje que no permite escuchar la lengua del original en una película, un sistema educativo inadecuado (los métodos, las condiciones, por ejemplo, 30 alumnos en la misma clase, las habilidades de los profesores, etc.). Es posible que algunos de estos argumentos, efectivamente, tengan sentido, pero a nosotras nos gusta ir más allá para comprender qué ocurre realmente.
Estamos observando que, por lo menos en España, se ha producido una curiosa metamorfosis: muy a menudo cuando se usa la colocación «idioma extranjero» se sobreentiende que se trata del inglés. Si bien en muchos casos el contexto ayuda a entender de qué se trata, el mencionado uso del lenguaje crea de una manera involuntaria (creo) una percepción del inglés como la única lengua merecedora de una inversión de tiempo y dinero. Este uso es frecuente no solo en las anchas de la red virtual, sino también en la documentación técnica de los agentes de la educación. ¿Qué ocurre? Pues el hecho de que las estadísticas sobre el aprendizaje del inglés en España se extrapolan a otras lenguas y se sacan conclusiones sobre generalizadas sobre la habilidad de una entera nación de aprender cualquier idioma no materno. ¿Verdad que no tiene sentido?
Al margen de las discusiones en internet, existen muchos estudios científicos que buscan explicar la situación con el inglés en España. Estos estudios comparan el sistema educativo español con el alemán, sueco, danés u holandés (Acción Educativa 2017; González Villarón 2017; Rica, de la, S. y González de San Román, A. 2012). En estos estudios se analizan todo tipo de factores, por ejemplo, cuántas horas semanales se dedican al inglés, cuánto dura la enseñanza, qué método se utiliza, si los padres saben inglés, si el colegio es bilingüe, etc. No obstante, no se toma en consideración un pequeño detalle: holandés, sueco, danés y alemán son todas lenguas germánicas, es decir, se parecen al inglés como el español se parece al italiano o al catalán. Hemos encontrado un estudio, y nos encanta, que resume la información sobre el nivel de inglés en varios países europeos y lo relaciona con la lengua que se habla en este país.
Es fácil aprender a hablar bien una lengua que se parece a la tuya, ¿verdad? Pues sí, es cierto, porque hemos encontrado también datos (del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte publicados en 2012) que señalan que los españoles tienen muy buenos resultados comparado con la media europea en francés. Es una lengua que tiene los mismos orígenes que el español y que en España se enseña bien poco: solo en la ESO como una segunda lengua extranjera después del inglés y de manera opcional.
Que nos hemos equivocado de idioma…
Para aprender inglés y no morir en el intento conviene primero aprender una lengua románica, por ejemplo francés o catalán, o dos – para aprender a aprender, para ampliar el vocabulario internacional, para tomar conciencia de que las lenguas funcionan de maneras distintas. No hace falta aprenderlas a la perfección, la finalidad de este ejercicio, sobre todo si hablamos de niños, es abrir los horizontes, desarrollar una competencia plurilingüe, aprender a pronunciar sonidos que no existen en español, tomar conciencia de que todas las lenguas son interesantes. El inglés, según nuestra opinión (y de muchos otros investigadores) tiene que ser una segunda o, tal vez, tercera lengua extranjera. Todos sabemos que cuantos más idiomas sepas más fácil te parece aprender uno nuevo. La intercomprensión es la manera más sencilla de entrar en contacto con las lenguas parecidas al español, expandir el propio repertorio de lenguas extranjeras y con ello tener una mejor disposición para aprender inglés.
En este artículo que quisimos hacer un poco provocador para despertar el debate pasamos por alto un factor que es igual de importante que la familia lingüística – la motivación. Si crees que no se te dan bien los idiomas, pregúntate: «¿De verdad me apetece genuinamente aprender el idioma X o es por alguna motivación impuesta o que no acabo de asimilar?» Todos podemos ser bi- o multilingüe, si aún no lo eres es porque no has tenido una razón motivadora para ello. Por tanto, la respuesta a la pregunta de la publicación es un NO rotundo.
Estudios citados:
Acción Educativa (2017): El Programa Bilingüe a examen. Un análisis crítico de sus fundamentos. Madrid: Asociación Acción Educativa.
González Villarón, M. (2017): El inglés en educación obligatoria. Una mirada comparada a los casos de España y Holanda. En: REEC (30), pp. 61. DOI: 10.5944/reec.30.2017.18694.
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (2012): Estudio europeo de competencia lingüística EECL. Volumen I. Informe español. Madrid: Secretaría General Técnica.
Rica, de la, S.; González de San Román, A. (2012): Determinantes del rendimiento académico en competencia inglesa en España. Claves para la mejora. En: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (ed.): Estudio europeo de competencia lingüística EECL. Volumen II. Análisis de expertos. Madrid: Secretaría General Técnica, pp. 12–29.
Rubio Alcalá, F. D., Martínez Lirola, M. (2012): ¿Qué pasa en España con el inglés? Análisis de los factores que inciden en el éxito del aprendizaje. En: M. P. Díez y O. F. Place (eds.): Plurilingualism: promoting cooperation between communities, people and nations. Bilbao, España: Publicaciones de la Universidad de Deusto, pp. 143–150.